Dream On Twilight 2011

Como los nuevos años siempre llegan con cambios, Dream On Twiligh, les propone un cambio. A partir de ahora, cada vez que entren a la pagina, no se van a encontrar solo con os Fics, a partir de ahora tambien con noticias... En la agenda que aparece del lado izquierdo del las columnas eh colocado dias de publicacion de novelas, noticias y otras cosas... ¿A que se debe estos cambios? A que los mismos, hacen bien y a veces es bueno llevarlos a cabo. Bienvenidas a todas y todos, les presento el renovado Dream On Twilight :D

Este bloogs es:

miércoles, 5 de enero de 2011

Tu Vida, Es Mi Vida... Para siempre


Bueno mis adorables lectores jajaja espero que les guste yyy como vengo medio lentaaa con las novees aca les van 3 caps asi leen muchoo jajaja espero que les guste, y bueno, nada jajaja comenten :D se los quiereee♥




Capítulo 2: Encontrando a su clon

Me levante con la luz del sol pegando contra mis ojos, me estiré en mi cama y luego abrí mi ojo lentamente. Me levante y caminé a ver a mi pequeña, tenía sus ojitos abiertos y me miraba, la agarre con cuidado y volví con ella a mi cama y comencé a acariciar su mejillita y a darle pequeños besos en su pequeño rostro, ella comenzó a reír de las cosquillita que le hacía. Escuche que golpeaban la puerta y luego se abría. Giré mi cabeza y vi a Emmett, mi hermano mayor, me dedicó una gran sonrisa y se nos acerco.

-Buen día hermanita, ¿cómo anda mi hermosa sobrina? –El la agarro con cuidado y le dio un beso en su cabecita. Me quede apreciándolos eran tan lindos-. Tienes que ir a la universidad, ¿verdad? –Yo asentí, busqué rápido una ropa cómoda.

-Sí ahora le daré de comer, ya sabes que todo para ella está en el armario de su habitación –el asintió pero no hablo para que pueda seguir con la explicación-. Ahora son las ocho, cerca de las once y media o doce o cuando veas que llore, dale de la leche en polvo, está en el armarito beige, que este tibia, ni muy caliente, recuerda usar el agua del bidón que es mejor que la de la canilla, cuídala y no la dejes sola en ningún momento.

-Bella, tranquilízate, Rose vendrá a ayudarme, no tienes que preocuparte con nosotros –nos dedico una sonrisa, yo agarré mi ropa y fui para el baño, me lave los dientes, me duche, me cambie y me peiné. Cuando salí Emmett se reía mientras hacía girar por el aire a la beba. Yo me reí al ver esa escena, tocaron el timbre en el piso de abajo, los deje con lo suyo y fui a abrir.

-¡Bella! –Dijo Rose con una sonrisa, yo le correspondí su sonrisa y la abracé-. ¿Cómo estas amiga, y la bebe? –Yo me reí.

-Yo estoy bien y la bebe está arriba con Emmett –en ese momento Emmett bajo algo nervioso al ver que mi hija lloraba, corrí a ella y la acune.

-¡Juro que no hice nada! –Dijo mi hermano nervioso, yo me reí.

-Solo tiene hambre -me desabroche mi saco. Y mientras lo hacía noté que Rose giraba a mi hermano a la pared para que no me viera, me reí. Acomode a Renesmee para que pueda beber la leche, cuando noté que ya estaba saciada puse toda mi ropa en su lugar. Me levante y me acerque a mi cuñada, le di un beso a mi pequeña y se la entregué. Agarré mi bolso, me despedí y me fui directo a la universidad. Me tome un taxi porque estaba llegando tarde, cuando al fin llegué me baje y camine al interior.

Seguía siendo el bicho raro entre toda esta gente, no se cual era su maldito problema, mi primer clase era biología, donde había conocido a Edward, intenté no herirme con esos recuerdos y solo me entré al salón. Me esperaba Ethan, uno de mis mejores amigos. Me acerque y lo salude.

-Hola Bells –dijo mientras me sonreía-. ¿Cómo está tú pequeña hermosura?

-Hola amigo, ella esta súper bien, se quedo en casa con su tío y Rose –el asintió. Pronto entro el profesor y todos nos quedamos en silencio, el comenzó su charla y yo solo tome mis apuntes. Pasaron las tres horas y nos tomamos un receso, eran cerca de las doce, me fui a la cafetería por un sándwich mientras caminaba marqué el numero de casa y llame. Tardaron en contestar.

-¿Sí? –Largué un suspiro de tranquilidad al notar la voz tranquila de Rose.

-Hola cuñada, dime, ¿cómo esta mi pequeña? –Ella largo una risita.

-Ella está en brazos de su tío durmiendo –largué otro suspiro.

-Perfecto, mándale muchos besos a Nessie de mi parte y dile a Emmett que no le intente cantar –ella rió.

-Tranquila amiga, hablamos, adiós.

-Adiós –colgué y no me di cuenta que sin querer choque a alguien por el brazo-. Lo… -una gran cantidad de aire se lleno en mis pulmones y sentí como se me movía el mundo, apoyé la bandeja en la mesa que estaba cerca de mí, me puse algo así como pálida. Era él, pero, ¿qué rayos? ¡Él había muerto! El me dedico una pequeña sonrisa, yo expulse el aire de mis pulmones y lleve una mano a mi boca, y quede por un momento en blanco.

-¿Estás bien? –mis ojos salieron de sus órbitas. Sentí que unas manos me agarraban por atrás. Giré y era Ethan.

-El… el… el… -la voz no me salía. ¡Estaba viendo a Edward con mis propios ojos! No era real. El joven se quedo sin entender nada.

-No le hice nada, solo, nos chocamos y cuando me miro, no sé, se puso muy nerviosa –yo agarre mi bolso y busque una vieja foto de él. Mi mano temblaba demasiado, se la extendí a mi amigo él la miro sorprendido y luego se la paso-. Pero… este soy yo.

Muchas lágrimas se me amontonaron, ¿esto era una broma de mal gusto? ¡Mierda! Me junte de valor para hablar.

-Él… es Edward… mi esposo, ex –parecía nervioso. Se sentó en la silla de al lado de mí.

-Yo, sinceramente, no te entiendo nada, no, no es muy lógico pero por la forma en que te pusiste no sé quizá no se –el estaba igual que yo de nervioso.

-Bells, lo mejor será que vayas a tu casa, tienes que hablar con Alice y Rose sobre esto –yo asentí-. Hablaré con la señora Korbutyak (se lee corbutiac) para que puedas salir temprano.

Se fue y solo me quede con el desconocido era realmente la copia fiel de mi amor.

-Mi nombre es Robert, tu eres…

-Isabella, puedes decirme Bella… -el asintió.

-Bueno Bella a decir verdad te noto muy triste y yo no sé nada al respecto, quizá pueda que salgamos a tomar algo por afuera, soy ayudante de cátedra y no tendré problema –yo asentí, esto era el mismísimo infierno, tenía en frente a la copia del padre de mi hija, mi corazón latía triste y alegre a la vez, alegre por ver a alguien cuyo parecido a Edward era único, y triste, porque sabía que no era el mismos hombre del que yo me había enamorado. Pero, esto era algo demasiado loco para ser real. No era posible que haya alguien igual a otro, salvo que… sean gemelos, pero lo dudo, Esme nunca hubiese ocultado algo así sería muy loco. Cuando Ethan volvió me dio mi pase para salir temprano, Robert me seguía pero no decía nada al respecto. Llegamos a un café y nos sentamos algo nerviosos.

-Bueno, creo que merezco conocer la historia de ese tal Edward que tiene un gran parecido a mi –yo suspiré ahora vendría nuevamente mi sufrimiento.


Capítulo 3: Como lo conocí

-Bueno, la historia es un tanto larga, hago un resumen. Hace un año ya yo estaba casada con Edward y el, tiene que viajar a Londres porque su padre estaba muy enfermo. Luego de un tiempo me llego una carta de él, pero luego de un mes y medio me llego una notificación del juzgado diciendo que mi esposo había concurrido un accidente y que estaba desaparecido, que lo daban por muerto –no me di cuenta de que estaba llorando como nunca hasta que extendió un pañuelo a mí. Sequé mis lágrimas y espere a que el pudiera acotar algo al respecto.

Ninguna palabra salió de su boca. Giré mi cabeza y la vi a Alice bajarse del auto con Jasper y con mi pequeña en brazos, al principio no me preocupó, pero después lo pensé. ¡Estaba con una persona que era la copia de su hermano! Me levanté rápido y busqué a mi amiga, ella me miro algo sorprendida pero luego me sonrió.

-¡Bella! ¿Qué haces aquí? –Intentó mirar a la mesa pero no se lo permití, giré mi cabeza y noté que él me miraba curioso.

-Yo… tengo… algo que mostrarte, Alice –dije su nombre un poco fuerte para que recuerde las personas de las que había hablado Ethan. El se quedó estático.

-¿Qué sucedió? –Dijo muy preocupada. Agarre a Nessie en brazos y caminé a Robert. Cuando ella lo vio se puso peor o igual que yo. Sus palabras solo eran tartamudeadas sin sentido-. ¿Qué… qué… es… est-to? –Yo no sabía que decirle, la ayude a sentarse y Jasper se acercó a ella preocupada. Ella largaba muchas lagrimas y sollozos. Me senté en la silla que estaba libre (ya que era una mesa de cuatro) e intenté que mi amiga me escuchara.

-Alice por favor, escúchame –ella levantó la cabeza y solo atinó a abrazar al joven que no era mi esposo.

-Edward –dijo ella colgada de su cuello.

-El no es Edward, es Robert. Pero… es igual a él –Jasper la corrió del joven y la abrazó. Ella parecía una niña pequeña lo abrazaba con mucha fuerza y decía “no es posible, no es posible…”.

-Yo… -el intentó decir una frase coherente pero no le salió. Noté que agarraba un pedazo de servilleta y anotaba su número. Eso me hizo recordar a la primera vez que había conocido a Edward.

Flashback:

Estaba un poco aburrida mientras el profesor Berti hablaba de lo mismo de todas las clases. Este había sido prácticamente el peor día de toda mi vida, había roto mis lentes, me había tropezado con la chica que me odia, había olvidado mis llaves en casa y lo peor de todo, me había sacado un 5,50 en matemática. Si, lo sé, mejor nota que los demás, pero bueno, ¿qué puedo hacer? Le había prometido a mis padres que no me llevaría ninguna materia de segundo año, tenía que cumplirle.

Me agaché para recoger mi lapicera que se había caído, y cuando me levante me encontré con un pequeño pedazo de servilleta sobre mi mesa. Abrí con cuidado el papel y vi que había un número de celular con un mensaje que decía “en el almuerzo llámame”. Me encogí de hombros y cuando al fin llego el recreo me fui al baño para que ningún profesor me vea y llame al número.

-¿Bella? –Yo me quede en blanco, ¿quién era este chico?

-Sí, soy yo, ¿quién eres? –El se rió de una manera tierna y luego tocio un poco.

-Se que estas en el baño, no me temas, no te haré nada, estoy en tu clase, pero necesito que sigas mis pistas. Busca debajo de la alfombra del baño una tarjeta y después de encontrarla léela y sigue las pistas.

Y sin mas él cortó, hice lo que me dijo encontré una tarjeta que decía “¿dónde crees que crecen los árboles aquí?, cuando sepas encuentra un ceibo”. Caminé al jardín especial de biología y luego cuando llegué allí agarré la pequeña carta “la encontraste, genial, ¿dónde te sentaste ayer en el almuerzo? Cuando lo recuerdes, busca la tarjeta en una silla”. Ups, ¿dónde me había sentado? Busque la carta, y a decir verdad me tarde un rato. La encontré “sabía que te tardarías, si quieres encontrarme búscame donde Romeo y Julieta se lean en palabras de amor”. La biblioteca, era allí donde cada tarde me juntaba con Alice para seguir con otro de los capítulos de mi historia de amor favorita. Cuando llegué caminé en silencio. Había un libro sobre una mesa, era Romeo y Julieta, lo abrí y leí “pasillo cinco, sección novelas”. Allí vamos otra vez, esto era un peligro. Caminé para el lugar y cuando llegué me encontré a un joven con pelo color cobrizo y con unos ojos color esmeralda hermosos. Me miraba con una sonrisa.

-Hola Bella –dijo él con una sonrisa torcida que me derritió.

-Hola –dije algo desconfiada. El me sonrió haciendo que pudiera robarme una pequeña sonrisa.

-Soy Edward, Edward Cullen, soy tu compañero en la clase de biología y literatura –que vergüenza, no recordaba quien se sentaba a mi lado… Pronto sentí un calor subir a mis mejillas. El me dedicó otra sonrisa cálida, se acerco con cuidado a mí, posó su brazo en mi cadera con cuidado y esperando mi aprobación, luego nos dirigimos a la mesa en donde se encontraba el libro. Lo agarro y lo abrió, buscó una página que estaba marcada.

-El manto de la noche me esconderá de ellos, con tal de que me quieras que me encuentren aquí. Más vale que acabe mi vida por su odio, que prorrogar la muerte sin tener tu amor... –cada palabra era como un suave canto que rozaba mis oídos, cada suspiro que escapaba de sus palabras y casa suave y tierna palabra que sonaba como una suave melodía de piano. El giró la página nuevamente y volvió a susurrar-. Pero calla, que luz se abre paso a través de esa ventana, es el oriente y Julieta es el sol, sal bello sol y mata a la envidiosa luna, que esta pálida y fría de dolor porque tu su doncella eres más hermosa que ella –le sonreí y él me miro con sus ojos verdes, estos brillaban como grandes esmeraldas al sol.

-Yo, sabía que esas eran tus frases favoritas –comenzó-, yo… hable con mi hermana –me quede pensándolo un momento…-, Alice –dou, golpe bajo, no sabía que mi propia mejor amiga tenía un hermano. Eso si era caer bajo.

-Sí, bueno paso mucho tiempo en la biblioteca, soy algo así como la ratita de la biblioteca –el rió.

-Eres muy linda para ser una rata de biblioteca –me sonrió con su mejor sonrisa. Yo me sonroje como un tomate. En ese momento sonó el timbre para salir, el se levanto-. Bueno Bella, sabes donde puedes encontrarme, si no estoy aquí estoy en el salón de música. Espero que nos volvamos a ver.

Se acerco a mí y depositó un suave y cálido beso en mi mejilla y luego se alejo, dejándome atónica con su dulzura.

Fin flashback.




Capítulo cuatro: Atormentada

Un llanto de bebe me sacó de mi trance, mire a mi hija y la tranquilicé. Pronto noté como Robert se levantaba de su asiento y atinaba a irse. Me levante para detenerlo.

-Espera –le pedí. El se giró.

-¿Qué sucede? –Pregunto tranquilo y con una pequeña sonrisa en su rostro.

-Yo… ¿podré volver a hablar contigo? –El asintió, saco su teléfono móvil. Escribió algo y me lo entrego.

-Anota tu número, yo… déjame pensar en todo y te llamare, prometo ayudarte a averiguar sobre ese joven, pero necesito hablar más contigo, si no fuera porque sé que tengo un hermano desaparecido creo que no te creería –yo agradecí miles de veces en mi interior, mire a mi hija con una sonrisa, si Dios lo permitía mi Edward podría estar vivo, lo dudaba pero podía llegar a ser de esa manera.

-Gracias –dije en un simple susurro, el me dio un beso en la mejilla y se fue. La vi a Alice que estaba destruida, era entendible, su hermano era la única familia que le quedaba cerca, ya que sus padres viven en Londres, realmente lejos de donde nos encontramos y no podían visitarla muy a menudo y ella tampoco, por sus trabajos y el estudio de mi amiga.

Jasper y yo intentamos animarla un poco, pero solo lo empeoramos porque comenzó a llorar. La llevamos o bueno, él la llevo hasta el auto y de ahí los tres nos fuimos a mi casa. Cuando llegamos ella estaba callada y triste. Desde que ella había descubierto que su hermano había muerto o desaparecido, nunca había sido la misma. Su antigua alegría era tan especial…

Flashback:

-¡Hola jóvenes enamorados! –Dijo la hermana de Edward dando saltitos por la sala y muy contenta por enterarse de nuestro casamiento-. Júrenme que seré la encargada de todo junto con Rose.

-Alice… -dijimos Edward y yo al unísono.

-¡Por favor! –Y lo hiso… nos miro con ojitos brillantes, esa era su feroz táctica que siempre resultaba… Edward suspiró y asintió.

-De acuerdo… hazlo –ella comenzó nuevamente a pegar saltitos y a revolotear hablando de TODO lo que se le pasaba por la mente, tenía pensado el vestido, la decoración, ¡incluso la decoración para mi futuro bebé!

Su alegría constante era agobiante después de que se enteraba de una noticia y largaba todas sus ideas a la luz, me preguntaba si en algún momento necesitaba respirar, pues, no lo parecía, hablaba con tal claridad y tan rápido que prácticamente hablaba sola. Ella parecía que nunca lo notaba, pero bueno, no se le puede negar a un niño la emoción.

-¡Estoy tan feliz por ustedes! –Dijo con una gran sonrisa en sus labios y dejando a su frágil cuerpo caer en el sofá. Definitivamente la única forma de evitar que ella no sonría era si le daban una noticia realmente mala, si no, era realmente imposible, como la conozco…
Fin Flashback.

Y ahora todo era diferente, sonreía solo de vez en cuando y ya no tenía el mismo brillo en los ojos, lo que la ayudaba a vivir era tener al amor de su vida, Jasper. El la acompañaba a ella a cada comento y para él ella era una frágil pieza de cristal, bueno, así se la veía, ¿qué se podía decir? Ellos se aman de la misma forma en la que yo y mi Ed lo hacíamos, ahora solo podía ser feliz si sabía que quienes me rodeaban eran felices, era horrible pensar en la desgracia de los demás cuando vos también las habías pasado. Así que creo que debo estar un tanto agradecida de saber que al menos las personas que amo están cuidadas y son felices, más allá de todo.

De todas formas era imposible que yo, en lo personal, no me atormentase todos los días con el mismo recuerdo o con esa pesadilla tan típica, me veía en medio de una calle desolada y pronto, muchos autos juntos, no podía moverme, todo pasaba a mí alrededor. Cuando el camión choca con el auto y se forma la cadena de choque y ver todo, podía ver cada rostro cada cosa… incluso, incluso Edward estaba allí, con cara de pánico agarrando el volante con mucha fuerza y yo gritándole a la distancia, diciéndole que frene el auto y salga que se escape como pudiera. ¡No podía! Estaba prácticamente muda y no podía comunicarme. Sangre, sangre en todas partes, en el, su rostro, su última mirada, sus penetrantes ojos verdes en los míos mirándome en un despido, a lo lejos, entre gritos, ambulancias y muchas cosas más. Su adiós me dolía y allí me veía yo, con mi vientre abultado el dejándome con mi pequeña niña, me sentía destruida, cada momento con el recordaba, noté también lágrimas en sus ojos, no podía hacer nada. Era una inútil, intentaba correr a él protegerlo, no podía, sus ojos se cerraban poco a poco, la sangre en su rostro y sus lágrimas cayendo, yo desesperada.

De mi interior salió un grito ahogado por recordarlo, seguido de llanto, mucho llanto. Me sentía vacía, ni si quiera sentía a mi hija entre mis brazos, ella no estaba. Me senté en el suelo agarrando mis piernas y llorando desconsoladamente, no podía hacer nada más, mis gritos eran sofocantes pero no podía evitarlo.
Alguien pronto me abrazó, reconocí esos fortachudos brazos, más que llorar gritaba, no podía evitarlo. El acariciaba mi cabellera.

-Tranquila Bella –me abracé a él intentando sentirme algo llena, no podía no era lo mismo. Sentí mi celular vibrar, lo saque algo temblorosa de mi bolsillo y se lo di a Emmett. Él contestó.

-¿Hola? ¿Quién habla? Eh, mira Robert, ella no se encuentra muy bien ahora. Claro que puedes llamarla luego –seguí llorando sin que me importara si alguien más me escuchaba. Mi hermano cortó el teléfono y me sentó en su regazo como cuando era pequeña.

-Lo necesito mucho –dije llorando más y más el siguió abrazándome.

-Sea donde sea que él se encuentre, te estará protegiendo o tendrá muy presente tu recuerdo. Deja de sufrir hermana no quiero seguir viéndote así –escondí mi cabeza en su pecho como si fuera una bebe, claro que no lo era, pero en esos momentos me sentía desprotegida y sola, muy sola.

-No puedo evitarlo, el solo saber que él ya no está conmigo, no me da fuerzas para seguir viviendo, deseo que el vuelva que nada hubiese ocurrido que todo sea un sueño, que el este conmigo, con nosotras, con Nessie, me duele tanto pensar que mi hija jamás tendrá una imagen paterna, me duele tanto creer que ella jamás podrá conocer a su padre y me duele de por vida tener que decirle que su padre murió, que él ya no está. Y lo que más me hiere es cómo explicarle que él murió como decirle el por qué de su muerte.

>>El no merecía morir, estaba feliz por saber que íbamos a tener un hijo estaba ansioso de ser padre pero el ya no podrá saber lo que es serlo, porque el ya no está y jamás va haber alguien como él. Nunca va a existir hombre en la faz tierra que lo reemplace, porque él era único, porque es único y ya no está entre nosotros.
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Esperoo que hayan disfrutado la maraton, se los quiereeee♥ cuidenseee :D

Besoos!!

Marie Cullen♥

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